Cuando Don Rata nació, nacieron con él todas las inmoralidades, él como todo un caballero rata, a medida que iba creciendo fue conociendo amigos que eran muy inteligentes. Un día en la escuela lo escogieron como Brigadier General, pero como era tan rata, nadie se metía con él. Pobre de aquel que se meta con él.... era sancionado de la peor manera.
Cuando era joven, decidió formar su grupo de "ratas" y para ello reunió a los más "ratas" de su barrio, sin profesión y con un dizque título profesional. Así, formó su "Congreso de ratas" donde se llevaban a cabo asuntos netamente políticos, en el congreso se conformó una Comisión de la Verdad, ministerios de todos los tipos, y así con ellos comenzó a trabajar. Don rata era la cabeza del congreso, tenía su propia oficina, privada, en ella vivía, no salía, solo andaba metido en su oficina trabajando.
Su labor de este jefe peludo, era el de hacer de las suyas con su país, tomaba decisiones solo, sus ministros y congresistas obedecían todo lo que él mandaba. Un día reunió a toda su bancada y tomó diferentes temas sobre la situación de su país. ¡Para los más pobres crearemos un programa de ayuda, donde las mujeres y los hombres ganen un porcentaje de dinero y se les pagará aunque no hagan nada!, manifestó Don Rata.
¡Para los ancianos crearemos una pensión y reciban hasta nuestros abuelos, así todos estarán contentos, lo mismo haremos con los jubilados pero un pequeño porcentaje será para la bonificación, liquidación y pagos extras de los empleados estatales, los privados que se las arreglen con sus jefes!, dijo la rata.
Don rata estaba muy fascinado con lo que hacía, todos estaban de acuerdo, decidieron tomar las riendas de los ministerios, cambiaban y cambiaban de ministros a cada momento. Los ministerios se conformaban con lo que Don rata les ordenaba. Malgastaba dinero, compraba autos lujosos y los lucía en las afueras del congreso, por cierto, cada congresista tenía el suyo, lo mismo, los ministros. Un día celebraban una fiesta, se veía muy amena, ratas por doquier bailando y tomando, pero entre ellas había una rata que no se sentía a gusto en la fiesta, ésta llamó la atención de Don rata que lo invitó a pasar a su oficina para platicar con él mientras los demás se divertían.
Tanto fue su insistencia de Don rata de reanimar a la invitada para que se divirtiera que sacó uno de sus mejores tragos para ofrecerle una copa..... dos copas..... tres copas.... pero la invitada no disfrutaba y atinaba solo a escuchar lo que Don rata le platicaba, fue tanta su plática que Don rata llegó al extremo de emborracharse y contarle sus más íntimos secretos tan profesionales, cometió el peor error de su vida, confesar los desfalcos de dinero que para él era solo su trabajo, las burradas que hacía con sus ministerios y congresistas.
La rata se sorprendió con todo esto y esperó a que Don rata se durmiera, fue así que Don rata se quedó profundamente dormido y empezó a buscar por toda la oficina, encontró papeles y papeles, boletas, facturas y todas a nombre de la nación. Es así que la ratita decidió esconder todo dentro de un agujero que él mismo había cavado para llegar a conocer dicha casa congresal, fugó con ellos, tapó el hueco, y empezó a investigar tanto desfalco. Decidió entonces, escribir una crónica acerca de Don rata, y he aquí que usted está leyendo esta crónica tan sucia, pero con un parecido con la realidad.
A veces hay que ser tan rata para ver lo que sucede en nuestro país, hay que ser ratas para todo, sino, vendrán los mejores gatos a comernos vivos, los verdaderos gatos del poder, los justicieros que pondrán al país de cabeza, los gatos con caretas de ratas.
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